4.4.08

Notas sobre la diversidad.

Ayer hablando del tema "Diversidad e Inclusión", en una conferencia con una persona importante de una conocida empresa farmacéutica famosa por la pastilla para la impotencia sexual, en la que se nos pidió abstenernos de realizar preguntas incómodas (por eso del patrocinio) me quedé pensando sobre en que sentido se podría interpretar la exclusión como "creadora" de diversidad. ¿No en el momento en el que excluimos de nosotros características del otro que nos son ajenas y con las que no nos sentimos identificados aceptamos que hay otra posibilidad más allá de la nuestra y el yo? ¿No en la medida en que soy excluyente me dibujo (siempre con lápiz) y doy espacio al florecimiento de esa diversidad? Ojo; no estoy promoviendo prejuicios, solo un pequeño apunte sobre la "Diversidad e Inclusión", que es la columna vertebral de lo que será Zona C este año.

Ahora, a lo que quería llegar dado los eventos sucedidos en el último mes y un poquito más, entiéndase; Alex "Guapollo" Murillo, FICCO y Zona C y todo lo que engloban es precisamente al punto de la diversidad envolvente, en qué sentido soy incluyente y en que otros excluyente y también del otro lado para acá, en que medida me incluyen y excluyen de sus propias particularidades y gustos. Regresando a poner el dedo en el renglón (no por molestar o que me haya sentido agredido, sino porque me parece una cuestión interesante) ; ¿en qué sentido se puede medir que tan convencional es uno en sus gustos? ¿No todos los gustos son convenciones en el sentido que se establece entre los sujetos con el objeto del placer? Creo, ahora, que más bien que este interés tiene que ver más con esa necesidad de ser excluyente de los demás en un terreno que considero mío y mientras menos y más exclusivo (como excluyente) más yo soy.

Ahora, me entra la duda de que relación exista entre el gusto y la capacidad que tenemos de racionalizarlo, de explicarnos porque nos gusta. Al menos por mi parte esto sucede muy a menudo. Esta necesidad de tener "porqués" sobretodo en todo aquello que no resulta de un placer físico (como comer) sino mental. ¿Aún cuándo nos gusta algo inverosímil, surrealista, incalificable, indescriptible no es porque que su función es escapar a toda lógica natural? ¿No así es cómo se va construyendo el "buen" cine, la "buena" música, la "buena" literatura, etc...? En mí, creo que así suele pasar en la mayoría de los casos, salvo por las "experiencias estéticas" que suelen darse de forma imprevisible y afortunadamente.

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